sábado, 31 de enero de 2009

Los Caprichos


Nunca tuve claro si era el sueño de la razón o el sueño de poseer LA razón lo que producía los monstruos. La razón dormida de quienes buscan el camino sin despertarla o la razón suprema que lo justifica todo. Lo Irracional o lo Extrarracional. Lo único que queda claro es que, en defecto o demasía, la razón es un peligro. Hasta para los monstruos.

miércoles, 28 de enero de 2009

El otro día leí un relato de una amiga. Hablaba de un gran amor, de la afinidad y del anhelo por todo lo que ya se había acabado. Al final terminaba refiriéndose al surgimiento de una nueva relación y de como se repetían los lugares comunes y los procesos en escenarios, aunque diferentes, parecidos.

Cuando terminé de leerlo me quedé un poco aturdido; se me pasó por la cabeza que muchas veces no nos enamoramos de la persona concreta, si no de la rutina concertada. Ciertamente, esa persona tiene que ser especial (no con todo el mundo se disfruta igual de una cena en un restaurante, del café, la cocina y la cama, de la mañana siguiente, o de los comentarios despues del cine), pero pensé que en realidad lo que tal vez buscamos (o lo que YO busco, soy consciente de eso) es un modo de vida, y a través de él la persona con quien compartirlo, pero esa es un añadido y no el elemento principal del proceso.
Lo cierto es que llevaba mucho tiempo pensando en ello antes de leerlo, pero no lo había concretado. Dudaba si estaba enamorado de una chica o del salir a cenar todas las noches, ir al cine, pasar horas hablando sin que en ningún momento se haga pesado o dormir juntos y quedarse en la cama a la mañana siguiente hasta bien entrado el mediodía. Me dí cuenta de que esas cosas las he tenido a lo largo de mi vida con mujeres distintas, y que tal vez por ello fuese esa rutina en sí y no la mujer concreta de lo que estoy enamorado.

Dicho tan ligeramente tal vez no parezca tener importancia, pero seguramente más de un lector ya se haya dado cuenta de lo terrible que es eso. Terrible para ellas, porque nunca estaré seguro de si quiero a la persona o al proceso, pero terrible para mí , porque si es así quiere decir que, como vengo pensado desde hace mucho, no necesito el amor para nada, y tampoco puedo comprender a quien vive prendido de ese sentimiento o en cruzada constante por encontrarlo, fascinado por las relaciones de cine o dependiendo de estar con alguien para sentirse pleno (y es increible la enorme cantidad de gente a la que le pasa esto). Creo que necesito una rutina concreta y autoconsciente que se satisface a sí misma cuando se reproduce, y no necesito una mujer para disfrutar con ella, porque podría ser cualquier otra que encajase en el contexto.

jueves, 8 de enero de 2009

Germaine (I)


"Germaine había nacido puta; estaba plenamente satisfecha de su papel, disfrutaba con él (...). Sin duda, había dias que estaba hasta la coronilla, como se suele decir, pero... ¡nada más! La mayoría de las veces disfrutaba... o daba la impresión de disfrutar. Por supuesto, no le daba igual con quien iba... o con quien se iba. Pero lo principal era un hombre. ¡Un hombre! Eso era lo que anhelaba. Un hombre con algo entre las piernas que pudiera hacerle cosquillas, que pudiese hacerla retorcerse en éxtasis, hacerla agarrarse el tupido coño con las manos y restregárselo gozosa, jactanciosa, orgullosa, con una sensación de unión, de vida. Ese era el único sitio en el que experimentaba alguna vida: ahí abajo, donde se agarraba con las manos".