domingo, 26 de julio de 2009

Germaine (III)


"Cuando estaba tumbada con las piernas abiertas y gimiendo, aún cuando gimiese de aquel modo por todos y cualquiera, estaba bien, era una demostración adecuada de sentimiento. No miraba fijamente al techo con ojos inexpresivos, ni comentaba los chinches del empapelado de la pared; ponía los cinco sentidos en lo que estaba haciendo, decía lo que un hombre quiere oir cuando está montando a una mujer (...) Era ignorante y lasciva, ponía alma y corazón en su trabajo. Era puta de pies a cabeza... ¡y esa era su virtud!"

sábado, 25 de julio de 2009

"Me gusta coger mi cámara e ir al Rio Suzhou, y símplemente dejarme llevar de Oeste a Este de Shanghai. Hay un siglo de historias aquí, y de basura, lo que lo hace el más inmundo. Sin embargo muchas personas viven en él, creando vida en el rio. Pasan toda su vida aquí. Mira, puedes verlos; Si miras lo suficientemente lejos, el río te enseñará todo. Te enseñará gente trabajando. Te enseñará camaradería, familias, amor... y también soledad. En el barco he visto como una vez nació un niño. Una vez una chica saltó hacia su muerte desde el puente que había fuera de mi ventana. Ví el cuerpo de dos amantes siendo recuperados del agua por la policía. En cuanto al amor... Podría contarte que ví una sirena sentada en un banco lleno de lodo, peinando su pelo dorado. Pero estaría mintiendo"

Lou Ye, Suzhou He, (2000)

domingo, 12 de julio de 2009

Si poco a poco dejas de quererme,
dejaré de quererte poco a poco.
Si de pronto
me olvidas,
no me busques;

ya te habré olvidado.
Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raices,
piensa
que en ese día,
a esa hora,
levantaré los brazos
y saldrán mis raices
a buscar otra tierra.

Los Versos del Capitán, Pablo Neruda, (1954)

viernes, 10 de julio de 2009


"Pensé en muchas cosas mientras veía vestirse a Marié. Me hizo felíz y a la vez desgraciado el ver lo natural que para ella era su cuerpo. Más tarde, cuando íbamos juntos de hotel en hotel, siempre me quedaba en la cama por la mañana para poder verla cuando se lavaba y vestía, y si el cuarto de baño se encontraba tan mal situado que yo no podía verla desde la cama, me ponía en la bañera.

Aquella mañana, en su cuarto, lo que más me hubiese gustado era continuar acostado, y deseé que no acabase nunca de vestirse".

Opiniones de un Payaso, Heinrich Böll, (1963)