martes, 9 de octubre de 2007

Dos historias paralelas se acarician sin tocarse en un Hong Kong contemporaneo bajo el ritmo vertiginoso de una ciudad entre la modernidad y el cotidianismo más arraigado. Historias humanas, vidas anónimas que se encuentran y se enlazan como oasis inconexos de la vida cosmopolita, redescubriendo que más allá de los rostros desconocidos, en cada cruce fortuito, en cada mirada furtiva, hay personas que sienten, sueñan, sufren y sonrien intentando escapar de sus fracasos pasados. Personajes con obsesiones, con puntos de vista particulares, viviendo una vida desde la óptica única e irremplazable de la propia existencia, en los que descubrir que aquellos con quienes te cruzas un instante en un puesto de comída rápida poseen un inmenso mundo personal que solo ellos conocen y que, seguramente, solo pueda ser descubierto en las fórmulas químicas que tiñen de colores e imágenes el nitrato del celuloide.